El
episodio de la boda de Caná tiene como tema central el cambio de alianza. De
hecho, «la alianza» es una formulación metafórica de la relación entre Dios y los
hombres, tomada del terreno jurídico. El vínculo nupcial, «la boda», es otra formulación,
común en los profetas (cf. Is 49,14-26; 54; 62; Jr 2; Ez 16; Os 2), inspirada
en la relación humana de mutuo amor y fidelidad. Una y otra imagen intentan
describir de algún modo la relación del hombre con Dios.
Jesús
anuncia el cambio de alianza/boda, es decir, el cambio de relación de los
hombres con Dios. La antigua alianza estaba fundada en la Ley dada por Moisés
(1,17), se regía por un código externo; en ella, el hombre tenía la condición de
siervo o súbdito de Dios. La nueva estará fundada en la infusión de
fuerza/vida/amor (el Espíritu/amor, simbolizado por el vino), y no tendrá
necesidad de código externo; la condición del hombre respecto a Dios será la de
hijo.
En
síntesis: La obra de Jesús va a consistir en dar al hombre una capacidad de
amar (el Espíritu) que lo lleve a la plena personalización (semejanza con Dios).
Esto creará una nueva relación entre Dios y el hombre, la de sintonía (Padre/ hijo),
que infundirá una fuerza de vida que supera la muerte y hará innecesaria toda
institución mediadora.
Tenemos
aquí el primer dato para entender el nuevo nacimiento: se trata de nacer a una nueva
relación con Dios basada en la comunidad de Espíritu con él; ésta elimina todo temor en la figura de Dios, que pasa a ser experimentado como Padre, es decir, como
aquel que por amor comunica al hombre su propia vida y lo hace semejante a él.
El
cambio de relación con Dios, como explicaremos más adelante, conlleva un, cambio
de relación del hombre consigo mismo, con los demás y con el mundo en que vive.
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