Resumiendo
las ideas que se han expuesto, puede decirse lo siguiente:
a) El proyecto de Jesús, la
alternativa utópica de una sociedad nueva, tiene como presupuesto ineludible la
existencia de un hombre nuevo, que será su artífice.
b) El hombre nuevo es el hombre
personalizado. Para Jesús, la línea maestra de la personalización se encuentra
en el amor, es decir, en la relación positiva entre los hombres creada por la
solidaridad y la entrega.
c) Mientras el hombre no llegue a
ese umbral de personalización, es «carne», debilidad, transitoriedad, y la
sociedad que forme está abocada al fracaso. Fracasará el proyecto de fundar una sociedad nueva basándose en la imposición y observancia de una Ley
que reprime los egoísmos del hombre, pero no lo cambia interiormente.
d) Obstáculo a la existencia del
hombre nuevo es la idea de un Dios dominador, que mantiene al hombre en
situación de siervo.
e) Nadie puede amar sin antes
sentirse amado. El hombre descubre el amor al saberse y experimentarse objeto
de amor por otro. Pero la posibilidad de una entrega total se basa en la
experiencia del amor incondicional de Dios, fuente de vida y amor.
f) Esta
experiencia se adquiere por la adhesión a Jesús, a la que impulsa el amor a la humanidad
y la oposición a la injusticia. La sintonía con Jesús produce la comunicación
de su Espíritu, que personaliza al hombre y potencia su ser.
g) Esta experiencia cambia la
visión de Dios, del hombre y del mundo. Dios no es ya Soberano, sino Padre, el
que comunica al hombre su propia vida. El hombre no es ya un esclavo, sino un
hijo, destinado a la máxima semejanza con su Padre. El mundo es un regalo del
amor del Padre, que el hombre ha de cuidar, desarrollar y vitalizar.
h) La ausencia de un ideal externo
impuesto al hombre como meta, suprime la angustia. La actividad del hombre se centra
en el ejercicio del amor, que satisface su aspiración y ensancha su capacidad. No
conoce él mismo su meta, porque irá descubriendo en sí nuevas capacidades y se
abrirán nuevas líneas de desarrollo.
Este es
el efecto del Espíritu de la verdad. La verdad es la vida-amor. Buscar la
verdad es aspirar a la plenitud de vida; conocer la verdad significa experimentar
vida, que ha de traducirse en amor. La experiencia de la vida, valor supremo, relativiza
todo lo que antes parecía absoluto y da al hombre la libertad, que es su
autonomía. «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (8,32).
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